Un cuento real del Período Especial en Cuba: «El viejo PPG»

El mismo día que Elizabeth cumplió 16 años se llevaron a Antonio, su novio de ya 2 años, preso. Era el amor de su vida, su primer hombre y desde que lo conoció dijo, que con él se iba a casar. Esa tarde Elizabeth lloraba sin consuelo pues justo esa mañana habían sentenciado a 2 años en la cárcel a su amor.

Tania, su mejor amiga y confidente, quizas por ser de la misma edad, consolaba a Elizabeth, que se sentía culpable pues el día que lo arrestaron estaban ambos en El Conejito, un restaurante en el que, con el hambre que hacía en la isla, se decía que en vez de conejo servían gato. Pero aun así era lo mejorcito en restaurante que había en la Habana en esos tiempos y por tradición el restaurante favorito de Elizabeth. Antonio ha había llevado al Conejito a celebrar sus 16 y le había ofrecido $3 dólares al chef – equivalente a 300 Pesos en aquellos tiempos, que era de hecho el salario mensual entero de su padre que era doctor- para que le preparara el mejor de los conejos a Elizabeth.

El cocinero aceptó la oferta pero no compartió la riqueza con los demás dependientes, que con tan mala suerte habían escuchado en detalles como Antonio había logrado comprar al chef. Raudo y ofendido por la avaricia del chef, uno de los dependientes comunicó la fechoría a la policía:

— ‘hay dos personas aquí que tienen dólares’, reportó el dependiente.

Palabras mágicas que en Cuba eran mucho más poderosas que el reportar: ‘hay dos personas aquí que tienen una bomba para volar al país”. Más se demoro el chef en servir el glorioso conejo en la mesa de Antonio que tres policías llegar y llevarse presos a Antonio y al chef. A Elizabeth ni la molestaron. Era como si los policías supieran exactamente quienes tenían dólares y quienes no tenían ni para poner calzado en sus pies.

En la estación de policía, al chef le hallaron 3 dólares en su chaleco y a Antonio le hallaron 12 en la billetera. El chef admitió haber sido sobornado por el cliente hacia una hora y su sentencia fue una multa y perder el trabajo.

A Antonio lo dejaron detenido por días. A pesar de las extensas interrogaciones acerca del origen de la moneda enemiga, Antonio nunca reportó que los 15 dólares salieron de una venta que le hizo a un viejo Colombiano que venía a la isla en busca de unas nuevas y milagrosas medicinas que habían salido al mercado cubano (el PPG). El colombiano había escuchado que tales medicinas cubanas prometían limpiar hasta la última gota de colesterol ‘malo’ del corazón. El colombiano al parecer tenía problemas en el corazón y se decía que en Colombia no había de las medicinas esas. El colombiano compraba cuanto PPG le ofrecían y Antonio era uno de los pocos de confianza que las podía conseguir. Antonio le había vendido 15 paquetes, a 1 dólar el paquete. Para comprar PPG en la farmacia las obtenía del talonario de recetas de su padre, que era doctor.PPG

Antonio le dijo a la policía que se había encontrado los 15 dólares en la playa. Por más que investigaron, los policías no lograron descubrir el origen real de los 15 dólares. Así que la sentencia resultó ser de solo 2 años de cárcel. De haberle descubierto ‘venta de medinas’ le podrían haber dado 5 años y de haberle descubierto ‘contacto con extranjeros’ le podrían haber tocado 10.En término general, en el barrio todos sabían lo que Antonio vendía porque para sobrevivir todos vendían algo. Los vecinos comentaban, que después de todo, Antonio salió bien.

Y con esas mismas ideas Tania consolaba a Elizabeth que la culpa la mataba y no dejaba de llorar. Tania le aseguraba que con lo negociante y arriesgado que era Antonio podría haber salido mucho peor. Le explicaba que dos años no eran nada, especialmente si los comparaba con 10.

Los meses pasaron y al año y 6 meses sacaron a Antonio de la prisión. El padre de Antonio, que iba a visitarlo cada vez que le daban la oportunidad nunca tuvo valor de decirle a Antonio que Elizabeth se había casado con un extranjero y se había ido del país. En vez de la verdad le decía cosas como: “Olvídate de ella. Ella está haciendo su vida. Ella está muy joven para ir a ver gente a la prisión.” Por mucho que el padre trató de desalentarlo, Antonio nunca olvido a Elizabeth.
El enteró que ella era de otro ese día que saliendo de la prisión pensaba ir directo a casa de Elizabeth a conversar, a decirle que entendía porque no había querido ir a la prisión a verlo, a perdonarla por haberlo abandonado y a recomenzar la relación.

Al llegar a casa, sobre la cama de Antonio había una postal que había dejado Elizabeth que decía ‘Me voy’. Al abrirla, Elizabeth no decía a donde, con quien, ni por qué. La postal decía:

“Antonio,

Hay cosas terribles que se quedan como fantasmas para siempre perturbando nuestro reposo. Yo me voy a sabiendas que seré para ti, ese fantasma. Y por ello te pido disculpas por siempre. Este fantasma lo dará todo por no amarte más, por no extrañarte más, por dejarte en paz. Y te pido disculpas si un día regreso a decirte que jamás pude.

Hasta ese día,

Elizabeth”

Con la postal en su mano, Antonio corrió a ver a Tania, que al verlo lo abrazo y lo beso con mucho cariño.

– Hermano! Ya saliste! Ya no es ilegal tener dólares! -Le dijo al verlo Tania.
– Ya lo sé, creo que por eso es que me dejaron salir antes de los dos años. No tenía sentido dejarme en la prisión por algo que hace 1 año y medio era legal y todo el mundo lo hace.
– Así te dijeron los muy perros?
– No, me dijeron que me dejaban ir por buen comportamiento.
– El PPG se comprobó ser una mierda después de todo.
– Ya lo sé, mi papa nunca creyó en el.
– Pues puso al viejo re-flaco y lo mató, tu sabes?
– Qué viejo?
– El colombiano. Tu sabes? Finalmente, me case con el colombiano al que tú le vendías el PPG. – Dijo Tania riéndose pues recordó algo gracioso.
– No, no lo sabía. – respondió Antonio.
– Tu sabes cómo le decían?
– Cómo?
– PPG!, solo ella se reía pues a Antonio no le sonaba nada gracioso.
– Donde esta Elizabeth? – interrumpió Antonio.
– Esta en Colombia.
– Que hace en Colombia?
– Se caso con un colombiano amigo de PPG. – Antonio se quedo en silencio como quien en vez de un sentimiento le pasa el diablo por el cuerpo y lo inmoviliza.
– La cosa estaba mala Antonio! – Añadió Tania ante el aprieto de la cara de Antonio – Que tú querías que ella hiciera? Sentarse a esperarte con las 3 varas de hambre que tenía su familia? El tipo tenía dinero y hoy por hoy su familia vive ‘como Carmelina’ aquí en Cuba.
– Y ella? Como vive ella?
– Sin miseria! – Respondió inmediatamente Tania como si la respuesta fuera mas que obvia – Mira a tu alrededor ahora mismo Antonio, a ver, en mi caso: televisor A color, batidora de 3 MILLONES de velocidades, teléfono SIN cable, ventilador de techo CON lámpara! Dime! donde tu encuentras nada de eso en Cuba? Todo eso me lo trajo PPG de allá. Lástima que se murió, sino yo estuviera ahora mismo en Colombia como Elizabeth. Pero PPG insistía en quedarse Cuba el muy tedioso! Ahora que se murió ya eso no tiene remedio? Al menos me dejo bastante dinero!Night Out

Antonio no hablaba y Tania no se callaba.

– Anoche precisamente estaba pensando en una forma de hacer crecer todo ese dinero. Necesito un buen negociante como tú, y de confianza. Mira la idea es que ….

Apretando fuertemente con su puño, la postal de Elizabeth, como quien quiere asfixiar o triturar un fantasma, Antonio dejo a Tania con la palabra en la boca, se dio vuelta, y se fue a casa.

Por: Jocy Medina

Espero que haya disfrutado este “Pedacito de Cuba”!

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Para leer otras historias reales del “Período Especial” en Cuba (90’s): busque en las compilaciones del libro aun no publicado «Habana por la libre»: Por ejemplo:

  • «Croquetas rascacielos» : De una bella jinetera de la Habana que le gustan dos hombres en Cuba.
  • «Deuda con la carne»: De lo que le hizo el administrador de una bodega a una joven Cubana en los 90.
  • ‘Hombre de otro planeta»: De lo lindo que se comportó un español con una jinetera cubana.

O lea breves artículos sobre la cultura cubana:

  • «Un feminismo inteligente»: De la mujer cubana.
  • 3 comentarios sobre “Un cuento real del Período Especial en Cuba: «El viejo PPG»

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