Papa Francisco nunca había ido a Cuba y en Septiembre de 2015 todo lo que sabía -en teoría- sobre la Cuba real, lo comprobó con sus ojos.
Antes que llegara el Papa todo en la isla se puso en pausa. A todas las fachadas por donde el Papa iba a pasar le echaron colorete y el pueblo fue a la Plaza a oírlo hablar con sincera devoción.
La prensa habla de lo poco que logrará la visita del Papa. Pero todos los puntos de críticas parten del lado político de la verdad. No del religioso.
La gran maravilla de la visita es que revivirá un poquito de la fé en Cuba. Y esto es algo grandioso para la Cuba de los cubanos que aun viven allí con tanta necesidad de alimentar su la parte espiritual de sus seres. Genial para mi generación, que nació en una Cuba donde todas las ramas de la religión fueron arrancadas de raíz en cuanto triunfó la Revolución.
Y aunque comparto las inmensas ganas de cambio y progreso en Cuba, ésta visita en específico no es una visita de un líder político. Por ende, la visita del Papa Francisco no va a solucionar cosas que deseamos, tal como pasó con las dos visitas de los Papas anteriores (en el 1998 y en el 2012). La visita no impactará por ejemplo las restricciones económicas, ni aliviará ciertos tipos de pobreza, como el salario, que dan a Cuba índices de pobreza en comparación con otros países de Latinoamérica. No influenciará la política de violación contra los derechos humanos. Quizás estos diálogos se deben reservar para cuando vaya Obama a Cuba.
El Papa Francisco es un líder católico religioso. Hace falta que con el Papa Francisco se hable de amor, de esperanza, de sueños. Hablen de Dios. Porque un país sin fe es un país sin luz para progresar y hace mucho Cuba carece de luz.
Para enmendar un país, el diálogo es la llave que abre los comienzos. Todo no puede ser política.
En 56 años de Revolución han visitado 3 Papas, y solo esas 3 veces un líder le habla al pueblo del alma, y de tener fé como una forma de limpiar las malezas de la sociedad. Cuba necesita eso. Aunque los cubanos por todos esos años nunca dejaron de creer, el cubano vivió por años destruyó sin infraestructura para practicar su religión. Esta visita además regresó a Cuba la visibilidad de la patrona de Cuba, la Caridad del Cobre. Fue honor tener a tal líder religioso venir a la isla y hacerle los tributos que ella siempre se mereció.
Desde la primera visita de Juan Pablo (1998) el gobierno de Cuba puso freno a las persecuciones y agresiones contra los religioso. Fue ese año que se volvió a ver en la isla un arbolito de Navidad. Los niños cubanos de hoy no creen en Papa Noel pero ya algunos creen que existe un Dios. Desde ese año además no se escucha de cubanos a los que les han sacado santos sus casas, ni que los hayan botado del trabajo por practicar su fe. Durante los pasados días de septiembre, se trasmitió una misa por el televisor. Algo que no pasaba desde que Juan Pablo II nos hizo la visita en 1998.
En ese sentido, la visita del Papa Juan Pablo trajo apertura y mucha paz. Yo tengo fé en que la visita del Papa Francisco, añada un granito más a la gran gran montaña que es cultivar la fe de nuestra sociedad.
De Jocy Medina, para Un Pedacito de Cuba
Oración del Papa Francisco ante la Virgencita de la Caridad
(la misma de San Juan Pablo II en su visita de 1998)
«¡Virgen de la Caridad del Cobre,
Patrona de Cuba!
¡…Dios te salve, María, llena de gracia!
Tú eres la Hija amada del Padre,
la Madre de Cristo, nuestro Dios,
el Templo vivo del Espíritu Santo.
Llevas en tu nombre, Virgen de la Caridad,
la memoria del Dios que es Amor,
el recuerdo del mandamiento nuevo de Jesús,
la evocación del Espíritu Santo:
amor derramado en nuestros corazones,
fuego de caridad enviado en Pentecostés sobre la Iglesia,
don de la plena libertad de los hijos de Dios.
¡Bendita tú entre las mujeres
y bendito el fruto de tu vientre, Jesús!
Has venido a visitar nuestro pueblo
y has querido quedarte con nosotros
como Madre y Señora de Cuba,
a lo largo de su peregrinar
por los caminos de la historia.
Tu nombre y tu imagen están esculpidos
en la mente y en el corazón de todos los cubanos,
dentro y fuera de la Patria,
como signo de esperanza y centro de comunión fraterna.
¡Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra!
Ruega por nosotros ante tu Hijo Jesucristo,
intercede por nosotros con tu corazón maternal,
inundado de la caridad del Espíritu.
Acrecienta nuestra fe, aviva la esperanza,
aumenta y fortalece en nosotros el amor.
Ampara nuestras familias,
protege a los jóvenes y a los niños,
consuela a los que sufren.
Sé Madre de los fieles y de los pastores de la Iglesia,
modelo y estrella de la nueva evangelización.
¡Madre de la reconciliación!
Reúne a tu pueblo disperso por el mundo.
Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas
para que este pueblo abra de par en par
su mente, su corazón y su vida a Cristo,
único Salvador y Redentor,
que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos».
¡Amén!
Tienes razon Jocy!
Ya hace mucho que la iglesia Catolica dejó de ser el gobierno del mundo, y cuando lo fué, fué peor que cualquier gobierno actual. La fé mueve montanias, y tanto como ello, emana… Por esto último apuesto en su efecto en Cuba. Este Papa, como Juan Pablo y Benedicto, solo podran dejarnos su mensaje, mensaje de aliento, mensaje que inste a la union; y para el sociego, a la tolerancia… El «granito de arena» lo aporta simplemente esa apertura a algo diferente, a lo esperanzador en este caso… No sé, quizas es mi ecéptisismo pero, a mi ver, el gobierno de Cuba lejos de liberar, compromete.
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Hermosa plegaria.
Gracias por compartir.
KnHs
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