Después de fregar, es que se hace sobremesa en casa de abuela. Se conversa en la salita de su pequeña casa, con el aroma del café anunciando que pronto el día que ya parecía genial, se pondría mejor.
- ¿Y ahora que va a pasar?, – me preguntó abuela en cuanto todos tuvieron su tasita de café en manos. ¿Vienen los americanos? Mira, mi amiga en la otra cuadra quitó el cartel de “se vende” de la reja de su casa. Dice que va a esperar a que vengan los americanos y puedan comprarla.
- Abue, yo creo que por lo pronto solo hablan de reanudar relaciones diplomáticas, llama a tu amiga y dile que vuelva a colgar el cartel.
- ¿Qué quiere decir eso? Poner una bandera americana aquí, poner una cubana allá. Eso es una mierda. ¿Qué va a pasar con nuestras casas, con nuestra gente? Mira, esta casa donde tú naciste y vas a heredar, era de una empresaria que se fue para los Estados Unidos. Se la quitó el gobierno. Y dicen que ella aun tiene los papeles de eso. Pero yo y tu abuelo Guy, que en paz descanse, se la compramos al gobierno mes a mes pagando con el poquito de salario de Guy, y luego con el poquito de pensión que nos entraba. Así fue, hasta que fue nuestra. ¿Que tú crees que irá a pasar ahora?
- Abue, yo creo que nada.
- Si yo me muero, !no se la vayas a dar a esa empresaria!. Esta casita es tuya que te la regalamos yo y tu abuelo.
- No te preocupes abue, yo no voy a regalar nuestra casita, te lo prometo.
Nunca había deseado tanto tener una bola de cristal, para ver, en 20 años que iría a ser de esta casita. Para descifrar la razón real por la cual estos dos gobiernos reanudaron lazos. Para darle una respuesta real a las preguntas de mi abuela.
- Por lo pronto, todo esto es un secreto. -le dije a abuela. Según cómo operan por el mundo, los americanos no se hacen amigos de nadie por tan solo ser amigos. Ellos solo se saben el nombre de países que tienen petróleo o representan algún riesgo para ellos. Los demás no tienen nombres. Cuba, de pronto, aparece en el radar americano. Algo debemos tener.
- En el discurso de Obama el habló de quitar a Cuba de la lista de países terroristas. Como si aquí hubieran bombas.
- No las hay, pero las hubo. Recuerda que de Cuba iban a salir misiles que amenazaban con destruirlos a ellos, a nosotros, y quizás al mundo entero. Cuba tuvo al mundo cerca de la tercera guerra mundial, y no una guerra cualquiera, una guerra nuclear. El terrorismo del que se habla hoy es ponerle bombitas a un edificio, pero la de nosotros iba a destruirles al mundo entero.
- Si, sabrá Dios que se traen entre manos, respondió abuela. Esto es el comienzo de algo. Lo tramaron todo en secreto. Fíjate desde cuando están avisando aquí que van a unificar las monedas del peso y el CUC aquí en Cuba. ¡Ya hace un casi un año! Y no pasaba nada. Es que estaban esperando esto. A mí me huele a «gato encerrado».
- Y a mi a pescado, le dije a abuela.
Después del café, mientras toda Cuba debatía el futuro de la isla, yo anuncie que iba a subir a mi cuarto a dormir la siesta. El vapor de todo un año cerrado inundaba mi cuarto. Las ventanas abriéndose dejaron descargar un poco de ardor hacia afuera, pero de allá afuera a mi cuarto no entraba ni gota de viento. Aun asi, se sentía una inmensa placidez estar en mi cama.
Por el “ruido” del debate en el vecindario era evidente que la noticia de la mañana había abierto la “hendijita” de una puerta para quienes por ya más de medio siglo agonizaban en la desesperanza. La poca luz que entraba por la “hendijita” podría parecerle fútil a quienes vivían en plena luz, pero para quien ha vivió apagado por medio siglo, esa poca luz era un sol.
Cada vez que me iba quedando adormecida alguien daba su opinión con el doble de pasión.
- ¡No que va, que para aca no vengan! – decía mi vecina a su hijo. Déjanos con “malo conocido”
- Mamá esto tenía que pasar. El campo comunista se cayó en el 92. Ya hace 22 años de eso. Esto no es ni siquiera una caída, esto es una apertura, no para Raúl, ni para Obama, sino, para nosotros los cubanos.
El sueño que yo traía le ganó al “ruido” que venía del vecindario.
Ya me había quedado dormida cuando un escuché el estruendo de un motor que estremeció mi cuarto. Salté de la cama y caí parada. Bajo mis pies la casa temblaba. Parecía que a la casa había entrado un avión. Bajé a ver qué rayos pasaba.
A gritos, abuela le decía a Dennis que debíamos salir porque los fumigadores iban a fumigar.
- ¿Fumigar para qué? – gritó Dennis.
- Es que hay dengue. – gritó abuela.
- ¿Qué es dengue? – gritó Dennis mirándome a mí.Nos metimos en la fila de vecinos que salían del pasillo rumbo a la calle.
- ¿Qué cosa es dengue mamá?
- Papito, es una enfermedad que trasmiten los mosquitos. Da mucha fiebre y si no se atiende a tiempo el paciente puede morir.
- Mosquitos, ay mamá, a mí ya me han picado 2 mosquitos, mira las ronchas. Esto si que es “asustoso”.
- Dale vamos, ahora no te vas a poner tan dichoso que esos mosquitos tengan dengue. – Le dijo abuela.
Dennis se arriscaba las picadas con ahínco.
- ¿Y ahora? – preguntó Dennis.
- Nada niño, – respondió abuela- fumigan, esperamos 45 min a que se mueran los mosquitos, entramos, y la vida continúa.
- ¿Pero mamá, que es esto? El agua te da cólera y los mosquitos te dan dengue. ¿Cómo vamos tener unas vacaciones aquí?
- Tienes razón Dennis, para vacacionar en Cuba hace falta CUC y todavía no hemos cambiado los dólares que trajimos. ¡Vamos a la CADECA a cambiar dinero para empezar estas vacaciones ya!
Continuará…
Por Jocy Medina, para un Pedacito de Cuba
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“Amigos del Enemigo”: Es una novela diario que retrata lo que se sintió en los barrios Cuba a raíz de reanudarse las relaciones entre dos grandes y viejos enemigos (Cuba y Estados Unidos). Ofrece vívidas imágenes de cubanos en medio de su lucha existencial por ser feliz, en una sociedad que se hunde en los oscuros pozos del turismo sexual, la prostitución, las carencias, la violencia, las restricciones y el auge del uso de las drogas. Son historias que a golpe de amor, ron, baile, y sexo, no solo reflejan crudas realidades de la actualidad cubana sino también la alegría, coraje, picardía e inteligencia de los cubanos para salir adelante. Es una historia que explora lo que podía pasar en Cuba a raíz de las nuevas relaciones con los Estados Unidos, a través de opiniones que se balancean entre la esperanza y desesperanza de que en Cuba la situación mejore.
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