La historia de David horrorizó a Belinda. Ella le sugirió a María que primero fuera a la escuela y no se fuera de allí hasta que le dieran una carta que acuñara que ella trabajaba legalmente para el Hotel Inglaterra. Y que de allí, fuera directo a explicarle porque ella salía del hotel en brazos de otro.
Saliendo María por la puerta, Belinda le escribió una carta a Luciano, diciéndole que ella se encargaría de los trámites para que María fuera a verlo a Italia, y le pidió que por favor la llamara para coordinarlo todo al teléfono de la vecina “del 4”.
María, con la carta en la mano, fue a Siboney. Allí la agarró el final de la tarde rastreando las calles de Siboney desorientada entre las mansiones del barrio. El sol se perdía en el horizonte, y ella perdía las esperanzas de encontrar la casa de David, cuando el guardia de una de las mansiones le preguntó que buscaba.
El guardia no conocía a David, pero por la descripción del carro que manejaba, y la casa donde él vivía, supo guiar a María para encontrarla. Parada en las afueras de la mansión sintió que el aire no llegaba a su estómago. Un guardia peladito que ella nunca había visto allí cuidando, le dijo que David no estaba.
- ¿Cómo que no está? Estoy mirando su carro.
- Pero no me dijo que esperaba a nadie y no lo puedo molestar.
- Necesito hablar con él. Por favor, dígale que es María.
- ¿Tú sabes cuántas prostitutas pasan por aquí diciendo eso? Dale, vete de aquí antes que te llame a seguridad.
El aire dejó entonces de llegarle al cerebro a María, cuando descontroladamente se lanzó a la camisa del hombre y del jalón le arrancó lo botones. Gritándole de anacoreta en adelante dio golpes hasta que los brazos del hombre lograron controlarle, excepto una mano, que por mucho que el guardia trató, nunca soltó la mecha de pelo que había agarrado.Un fuerte empujón del guardia tiro a María a la calle.
Ella rodó al centro y levantándose le dijo que prostituta era su madre. Aun apretando el mechón de pelo del guardia en su puño cerrado salió corriendo a la avenida. El guardia llamó a seguridad enseguida, y justo cuando un carro en la avenida paraba para llevarse a María, un patrullero doblaba la esquina rumbo a casa de David. María le pidió al joven que le dio la botella que por favor la acercara a la Habana Vieja, que en menos de una hora ella bailaba. Por el camino el muchacho prefirió no preguntarle por qué lloraba, pero se compadeció lo suficientemente como para llevarla exactamente a la puerta del hotel donde trabajaba.
Al David ver un patrullero tomando nota y al guardia de su casa haciendo historias agitando las manos, salió a averiguar qué pasaba. El guardia anunciaba una loca que le había venido a romper la camisa, que quería saltar la reja de la casa, seguro para robarle al señor. Decía que lo había atacado, y hasta los pelos le había arrancado. El policía tomaba nota, pero fue David quien preguntó cómo se llamaba.
- María, dijo que se llamaba María – respondió el guardia.
La noticia regresó a David el primer ápice de sonrisa que había tenido en su rostro desde que la vio salir del Hotel Inglaterra en los brazos de otro. Le pidió al policía se fuera de su casa y al guardia que la próxima vez que una María viniera, que, por favor, le avisara. Él sabía dónde encontrarla esa noche. Ya dentro del confort de su sofá se preguntaba si valdría la pena ir a preguntarle a María si ella era la loca que había ido a su casa. El guardia en tanto le abría la puerta a una rubia británica, con chapa diplomática en un bello carro descapotable. David, olvidando que su colega le había dicho que pasaría por su casa cuando saliera del trabajo, corrió a arreglarse pero no para ir a ver a María al Hotel Inglaterra.
Poniendo un pie en la terraza del hotel, María hizo todos los gestos posibles por disimular las lágrimas que aun querían correr por su cara. Nunca vio la alegría con que miraba Rogelio al ver que ella pasaba. Llego al camerino con el corazón latiendo mucho más lento que la clave de la canción que la banda les tocaba a los turistas de la terraza. Salió al oscuro cabaret, y en su primer número, notó que Rogelio estaba en primera plana de la audiencia, justo en la mesa que David se había sentado el día que fue a verla. Al Rogelio alzarle una copa de vino ella bajó la mirada. Técnicamente, con el fiasco de la noche anterior, ella no le debía nada.
Continuará…
Por Jocy Medina
Lea ésta novela cubana, una historia de amor duro.
Habana Dura relata las aventuras y desventuras de una holguinera que huye a la Habana a hacerse mujer, sin imaginarse cuán difícil la Habana se lo haría. Explora la sexualidad de una joven cubana, que buscando hacerse mujer pierde a borbotones su inocencia. Explica como funciona las relaciones en Cuba, como conquistar una cubana, y cuanto trabajo se pasa para que en relaciones entre cubanos y extranjeros, venza la confianza y el amor. Es un retrato de Cuba en los 90s, pero los pasajes son también un paseo por la cultura cubana en la actualidad. Es un homenaje a una idiosincrasia donde solo a golpe de amor, rabia, ron, sexo y mucha picardía, se sobrevive. Una oda al arte del cubano para -a pesar de las piedras que le tira la vida-, siempre salirse de un problema, victorioso.
En el blog leerla es GRATIS. Pero eres de los que gusta tocar, oler, y abrazar los libros, la novela saldrá en libro en Junio 2016.
Ayy me encanta esta novela. Pero no se cómo seguir el resto de capítulos. Que alguien me diga cómo hacerlo. Me quedé en el capítulo 35. Hay más? ?quiero leerlos..
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Hola Daymi yo subo un capítulo por semana y así lo haré hasta el final. Además en Junio o Julio sale el libro. Un abrazo, aquí estoy para lo que necesites. Jocy
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Llevo todo el día leyendo esta maravilla que acerca la realidad cubana a ojos de los que hemos podido conocerla de cerca. Me encanta, engancha desde el capítulo 1. Deseando terminar de leerla, antes del 22 que vuelvo a Cuba! Sino a la vuelta espero poder comprar el libro, porque me ha encantado. Felicidades Jocy.
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