Iba yo escalera arriba a reanudar mi siesta, cuando Luisa, la santera del barrio, entró a la casa. Ella, que tiene arte para comerse todas las "s" cuando habla, y pocos dientes para comérselas, hace reír de solo saludar a alguien. Pero ese día Luisa no traía ánimos de risa. ¿Mijita llegaste? – me preguntó.... Leer más →