Iba yo escalera arriba a reanudar mi siesta, cuando Luisa, la santera del barrio, entró a la casa. Ella, que tiene arte para comerse todas las "s" cuando habla, y pocos dientes para comérselas, hace reír de solo saludar a alguien. Pero ese día Luisa no traía ánimos de risa. ¿Mijita llegaste? – me preguntó.... Leer más →

María oía la voz de un hombre, pero la oscuridad no la dejaba verlo. Al tener a un custodio justo frente a ella fue que pudo ver a un moreno más oscuro que la noche, libretica en mano, pidiéndole su nombre. María quería hablar pero el corazón le palpitaba tan rápido que hasta su nombre... Leer más →

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