Iba yo escalera arriba a reanudar mi siesta, cuando Luisa, la santera del barrio, entró a la casa. Ella, que tiene arte para comerse todas las "s" cuando habla, y pocos dientes para comérselas, hace reír de solo saludar a alguien. Pero ese día Luisa no traía ánimos de risa. ¿Mijita llegaste? – me preguntó.... Leer más →

María siguió el rumbo que recordaba llevaba a casa de Nieves. La reja estaba cerrada, así que gritó su nombre desde afuera. Como nadie la escuchó, la volvió a llamar. Y antes de desistir, la llamó lo más alto que su voz le dio.  ¿Mima, cuál es la bromita de mal gusto? – dijo desde... Leer más →

Arrastró su alma hasta el apartamento 4, desde donde ella pensó podría llamar a Luciano. Nadie abrió la puerta. Siguió bajando y llegó al barrio en medio de un domingo inerte, donde los únicos despiertos parecían ser los perros callejeros. Esquivando las pilas de basura que el sábado le había dejado a la ciudad, y los... Leer más →

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