Arrastró su alma hasta el apartamento 4, desde donde ella pensó podría llamar a Luciano. Nadie abrió la puerta. Siguió bajando y llegó al barrio en medio de un domingo inerte, donde los únicos despiertos parecían ser los perros callejeros. Esquivando las pilas de basura que el sábado le había dejado a la ciudad, y los... Leer más →