El perfume de María, aun vivo en la sala, recibió a Sandro como con una bofetada. Dio tumbos hasta el baño y al encender la luz para entrar, el oro de la piel de María le dobló el cuello y lo atrajo al cuarto del fondo. Aunque ella yacía inerte sobre el colchón, su brillo destellaba con... Leer más →