Te tomaste todo el tiempo que me robaste y lo pintaste en una pared.

Dibujaste mentiras bellas, verdades vacías, estrellas y un sueño de ser tu mujer.

Mentías. En ilegible grafiti de tono legal, escribiste que quererse sería un retorico intento de dos que se quieren amar. Y sin saber que quería decir, pensé que aquello no sonaba mal.

Quería decir que creías que el ser el todo de alguien era algo más raro que un Alien y tan lejano como lo la eternidad. Y en tu grafiti escribiste que un día te ibas, hasta fijaste una fecha. Y yo dormida en tus brazos pensando que estabas pintando nuestra eternidad.

Ignorando la tétrica biblia que nos unía los lazos en una distancia infernal.

Ganabas tiempo y yo sin saber que había una batalla que ganar.

Te reías del cuento y yo sin saber que el cuento no me tenía a mí al final.

Entendí que hay batallas sucias, y derrotas dignas.

Se rompió el contrato sin yo nunca poderlo firmar.