¿Sabes qué tienen en común los libros de autoayuda y el horóscopo del mes? Ambos ofrecen un sinfín de consejos para ser feliz, con el único objetivo de venderle un producto a las masas.
Según mi bisabuela, Emelina, para ser feliz no hay que seguir un sin sinfín de consejos, ni consultar libros de autoayuda y mucho menos leer el horóscopo del mes. Para ella, la clave para ser feliz era una sola.
Ella siempre nos decía:
«Para ser feliz, hay que saber sufrir»
Su consejo partía de la realización que nuestra trayectoria de vida no es una colección de momentos maravillosos que nos transportan de un momento feliz a otro. Más bien, es una colección de desafíos y dificultades que, de saberlos sufrir, nos conllevan a los estados felices que tanto deseamos.
Y por eso es que hay tanta gente que piensan que la felicidad no existe. Según Emelina, la felicidad si existe, pero solo cuando aprendemos las reglas del juego al que ella le llamaba: ‘saber sufrir’.
¿Y en qué consiste ‘saber sufrir’?
Emelina murió de 104 años, en la Habana, Cuba. Y para ella el arte de ser feliz (o de «saber sufrir») consistía en tres elementos esenciales:
1- Poner de tu parte
Para ella, el chance de ser feliz vive dentro de nosotros, en un lugarcito de nuestro cerebro llamado: actitud ante la vida.
«Tienes que poner de tu parte» – siempre nos decía Emelina cuando atravesábamos momentos difíciles.
A Emelina se le murió su único hijo Bebo de un infarto. Ella sufrió como solo sabe sufrir una madre ante la pérdida de un hijo. Bebo era su hijo del alma. Pero su actitud ante ese sufrimiento fue tal, que le permitió superar ese triste evento. Por ejemplo: Ella tenía dos hijas, y durante ese sufrimiento lograba vivir momentos felices con sus hijas. «Ponía de su parte» y dejaba que la vida trajera tranquilidad y alegría entre los momentos tristes que ella pasaba producto de la pérdida de Bebo.
Era como si Emelina sufriera ‘por pedazos’ o de forma intermitente. Sufría cuando tocaba sufrir y no parecía echarse enteramente a morir por nada ni por nadie. Entre sufrimiento y sufrimiento ella ‘ponía de su parte’ para ser feliz y seguir viviendo su vida.
Conversando con su hija menor, Marta, que es mi abuela, una persona apasionada y entregada a todo y a todos en su vida, yo aprendí que existe un gran riesgo personal en no seguir esta lección de vida que nos dejó Emelina. Mi abuela admiraba a Emelina porque nunca se entregaba a puntos tales, que arriesgara su felicidad. (lea Pedazos de Alegría, un nuevo concepto) Y según mi abuela, no por ello, era una mala madre o una mala amiga. Simplemente ayudaba a todos sin perderse en el proceso. Según ella, Emelina se quería y se cuidaba mucho.
Y esta actitud ante la vida fue sin duda el bastón que la sustentó toda la vida. Porque talmente parece que los desafíos son una constante, y la actitud ante ellos es lo único que como ser humanos, podemos cambiar.
2 – Poner lo ‘malo’ en perspectiva:
La vida de Emelina, como para muchos en el mundo, estuvo llena de cambios, desafíos y dificultades. Durante esos momentos ella le hablaba a sus hijos de sufrir mejor (o de forma más eficiente).
Para ella, esto se basaba en poner los problemas en perspectiva y preguntaba: Cuan malo es malo? Cuan triste es triste?. Y cuando estamos dentro de nuestros grandes cambio, desafios y dificultades, es estas preguntas que a veces nos salvan. La muerte es lo único que no tiene remedio», es algo que solían decir mucho los cubanos durante la época del Período Especial en Cuba (1990-1996), mientras atravesaban los momentos de hambre, miseria y desesperación más pronunciados que se han vivido en la historia de Cuba (lea cuentos reales de este Período en Cuba)
Para Emelina, durante estos y muchos otros tiempos, la clave era recordar que de lo único que no se escapa uno es de la muerte, y por ende muy poco resultaba ser: ‘terriblemente malo’ o ‘terriblemente triste’.
3- Sufrir por quien vale la pena
Quienes la conocieron bien cuentan, que la única vez que vieron a Emelina llorando sin control, fue cuando se le murió su hijo Bebo. Hay dolores por los que no se escatiman las lágrimas, según ella.
Por quien no valía la pena, Emelina no entretenía ni un pensamiento. Era como si ella tuviera una balanza interna para medir los sentimientos y una pinza para controlarlos. Ella siempre le decía a mi abuela, que sufría mucho por las cosas que le hacía mi abuelo: «si él te quiere, no te hace llorar». Y por eso le aconsejaba que guardara las lágrimas para un día llorar por aquellos que valen la pena.
No muchos van por este mundo con una balanza poniendo en perspectiva los sentimientos. Emelina fue para mí una inspiración de cómo ser realmente feliz en esta vida. Y fue por ella que aprendí la gran lección de que: si alguien causa tus lágrimas, no se merece las tuyas.
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Y gracias siempre por leerme! Jocy Medina
Reblogueó esto en AdriBosch's Magazine.
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Gracias Adri ! 🙂 por el reblog. Que lo disfrutes !
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Sabia tu bisabuela, eso de poner lo malo en perspectiva me ha ayudado a levantarme de caidas en varias ocasiones. Saludos de oso a osa, ambos polares 😉
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Hola oso!! un saludo y quiero decirte que hay veces ese consejo es lo único que me deja salir del hueco… un abrazo de esta osa!
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Muy buena visión de vida, una enseñanza que sólo en la vivencia de los abuelos toma la magnitud que debe.
Gracias por compartir.
KnHs
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Waoo.!!! Es admirable la valentía y fuerza de voluntad de la abuelita. Un ejemplo de vida maravilloso a seguir. Me gustó mucho su frase…si alguien causa tus lágrimas, no merece las tuyas..!!
Milá gracias por compartir ten motivadora historia de vida..!!
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